Iquitos es un sueño a medio camino entre el pánico de una noche afiebrada y el vértigo de una mañana en la que falla el despertador. Es el recuerdo de un sueño amazónico, interrumpido en una eternidad que se va imponiendo al cachetazo de realidad que estalla en agridulces transurrires sudamericanos.
Más allá del río Marañón, donde otros se cruzan y entreveran, nuestro santo y héroe da nombre a una comunidad que también libra su emancipación, acaso más silenciosa, lo mismo inconclusa (ironía igualadora de la historia de los libertadores americanos); San Martín de Tipishka reposa su manso transcurrir de pescadores-recolectores en el corazón del sitio donde el mismísimo dios apoyó su índice izquierdo para dar comienzo al giro original.
Aquí la palabra parece estar sobrando, toda vez que los sonidos de la selva mecen la cuna del hombre, que permanece a su merced pese a sus constantes intentos.
El peruano se desliza en bote de su factoría. Observa con ruinosos ojos a su alrededor. Todo lo que llega a ver es un ciclo de agua que lleva una eternidad horadando sus fantasías más ególatras.
El peruano asiente satisfecho al llamado, apura los remos, esboza una sonrisa y desaparece en una vuelta del río, adonde su caña será nuevamente herramienta de su venturoso existir.
2 comentarios:
Muy buenas fotos y una textualidad... algo plácida... pero altamente efectiva para recrear un clima ajeno al lector.
fotos impecables, me gusta la forma que tenés de contar lo que ves y lo que nos haces ver en imágenes, la foto tiene otro sentido deja de ser algo plano, te digo que hasta me imagino remando a ese señor, empujando sueños, controlando energía y solo dirigiendose a su objetivo. Gracias por tu creatividad. ADB.
Publicar un comentario